Egresados javerianos, detrás de los “empaques con propósito” de Grafincol
Creado por: Lola Ferrin
Cada quien tiene el derecho y la responsabilidad de trazar su propio camino, pero hay legados que son ineludibles, que están tan conectados con nuestras emociones que terminan convirtiéndose en el centro y en la razón de un todo.
Tal vez este fue el caso de Nathalia y Alejandro Saavedra, dos jóvenes hermanos que desde hace un tiempo tomaron la decisión de rescatar de un posible cierre definitivo a Grafincol SA, la empresa que fundó su papá, Víctor Manuel Saavedra, en el 2011 y que se dedica a la producción de empaques de cartón.
Pero la historia es más larga y Grafincol no siempre se llamó así. Por allá en 1994 nació Litosistem, una empresa familiar dirigida por los ocho hermanos Saavedra Escobar, pero que no tuvo una vida extensa, pues en la primera década del 2000 fue diluida porque no pudo despegar en el mercado.
Sin embargo, hay sueños que persisten y soñadores que no se rinden. De los ocho emprendedores cinco se despidieron del negocio y los tres restantes decidieron darle otra oportunidad. Así fundaron Induprint, empresa que evolucionó poco a poco al aliarse con la desaparecida Gráfica Los Andes, pero que con el tiempo también se estancó, cayendo en la temida, pero repetitiva liquidación.
Tras este golpe solo uno de los hermanos insistió, Víctor Manuel, y finalmente nació Grafincol, empresa en la que Alejandro tuvo la oportunidad de iniciar sus primeros pasos en el mundo laboral mientras se formaba como administrador de empresas de la Javeriana Cali. Pasos que hoy su hermana Nathalia, de 22 años y futura bióloga javeriana, está siguiendo.
“Mi papá me metió en la base de la pirámide para conocer las entrañas de la empresa. En ese entonces trabajaba en la producción en línea, no había máquinas para pegar o engomar, todos los pliegues los hacíamos a mano. Recuerdo que había gran cantidad de mujeres cabeza de hogar que trabajan con nosotros en nuestra planta. Unas 60 mujeres que pegaban cajas de chicles o de McDonalds”, explica el egresado javeriano de 31 años.
Para Alejandro toda esa experiencia se convirtió en una ventaja significativa que lo convirtió en el profesional que es hoy. Mientras se formaba profesionalmente creó algunos emprendimientos en el interior de la empresa que le permitió vender faroles, desperdicios de cajas, sobrantes de materia prima, cajas en panaderías, entre otros.
Según recuerda, a medida que iba avanzando en la universidad iba aprendiendo herramientas como el relacionamiento con el cliente, base de datos, inventarios y formalizaciones.
“Evolucionamos y cambiamos, pero seguíamos siendo una empresa muy industrial para empaques masivos, nos hacían pedidos de 20 mil y 50 mil cajas, la empresa era una fábrica, había turnos de 24 horas, cosa que no pasa hoy en día. Ahora somos más especializados”.
Empaques con propósito
Cuando se acercaba una tercera crisis en la empresa, Alejandro y Nathalia tomaron la decisión de intervenir y refrescar la imagen del negocio. Así fue como en junio del año pasado realizaron un rebranding de Grafincol, actualizaron el concepto, lo hicieron más juvenil, abrieron las redes sociales, adquirieron WhatsApp Business, retomaron el CRM y empezaron a ejecutar estrategias comerciales para mejorar el relacionamiento con los clientes.
Pero hubo más, vieron la necesidad de actualizar el mensaje e incluir en este el tema del reciclaje. Decidieron educar a los clientes y a los seguidores de sus redes sociales acerca de cómo reutilizar ciertos materiales y devolverlos al ciclo de producción.
En cuanto al producto, descubrieron un nicho que antes no habían explorado y así fue como lanzaron empaques para tortas altas. Se trata de una línea que entró a resolver una necesidad de los llamados artistas de la repostería y que reclamaban una solución amigable con el medio ambiente, porque como asegura Alejandro, “todos tenemos que contribuir para que sea más sostenible la vida en este planeta”.
“Lanzamos un concepto que se llama Empaque con Propósito, no solo somos una empresa de empaque, somos el medio con el que otras empresas o emprendedores llevan sus productos a sus clientes de una manera amigable con el medio ambiente”, agrega el administrador de empresas.
Poco a poco pasaron de ser una empresa industrial a ser una empresa especializada en empaques de torta, de domicilios y repostería. Cambiaron la lógica del negocio B2B a B2C para conocer las necesidades de sus clientes, pero también para hacer una venta consultiva.
Asimismo, pasaron del domo plástico a las cajas biodegradables con revestimiento antigraso a base de caña de azúcar. Gracias a los conocimientos de Nathalia, empezaron a explicar el impacto del consumo en el medio ambiente.
“En muchas ocasiones nos piden plastificar las cajas y la alternativa que les ofrecemos es un revestimiento a base de bagazo de caña de azúcar, es natural, antigraso y antihumedad como reemplazo al plástico. Transmitimos esto, que el cliente pueda ver otras opciones sostenibles, que vea cómo puede reutilizar, cómo puede reciclar, cómo puede disminuir el consumo como tal y el impacto al planeta ”, puntualiza Nathalia.
Para conocer más de este emprendimiento sostenible, sígalos a través de Instagram en la cuenta @grafincol.
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